Por Manuel Bergés hijo
¡Solo siendo dominicano, se siente lo que yo siento!
Desde hace cierto tiempo vengo observando en amigos y relacionados una cierta indiferencia sobre el tema haitiano, producto quizás de la falta de conocimiento o estudio sobre el origen de la invasión y que ocurrió durante los 22 años de dominación que sufrimos, a partir del 9 de febrero del año 1822, y que fue encabezada por Jean-Pierre Boyer, hasta el glorioso 27 de febrero del 1844.
La ocupación de Boyer, fue la tercera invasión que procedía de Haití, al territorio de la parte Este de la isla.
Esta se produjo sin derramamiento de sangre y se dice que fue aceptada pasivamente por los dominicanos, porque en principio su grito de guerra era la eliminación de la esclavitud en esta porción de la isla, para una población de aproximadamente unos 8 a 9 mil esclavos; sin descartar el terror infundido en la población por las dos invasiones anteriores y a la superioridad del ejército de Boyer, quien se auto-tituló “unificador de Santo Domingo”, por unir el Norte y el Sur de Haití, así como también el territorio de su país con el dominicano.
Los dominicanos fuimos pasivos ante esta tercera invasión en todos los aspectos, como pareciera que lo estamos siendo ahora, con una frontera abierta, el Gobierno promoviendo en Haití, el que esos nativos vengan a residir aquí, con campañas de: “A mí me va bien en Santo Domingo” y “No te quedes atrás, ven”.
Todo esto por aceptar presiones de los poderosos de la Tierra y de malos dominicanos que sólo piensan en hacer negocios con 20 millones de personas a cambio de mantenerse en el poder, razones por las cuales ya han entregado unos 250,000 Carnets de Residencia a haitianos, sin ellos aportar documento alguno, como exige la Ley de Migración, y por los cuales se han consumido unos RD$2,000 millones de pesos, y peor aún, según se sabe del reclamo en Panamá, en el 2016, hecho por el pasado Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el Koreano Ban Ki-moon, en el sentido de que era obligatorio otorgar la nacionalidad dominicana a un millón de haitianos.
Observen, que los haitianos no se proveen de ningún documento ni en Haití ni en República Dominicana, porque estos poderosos les indican no hacerlo, pues estiman que es obligatorio hacerles dominicanos.
El General Jean-Pierre Boyer, tan pronto pisó suelo dominicano, declaró la abolición de la esclavitud en el lado nuestro, lo que permitió que las condiciones de vida de las personas que estaban en esa situación mejoraran.
Pero este bárbaro General Boyer, decidió ponernos a pagar la deuda haitiana contraída con Francia, de 150 millones, para alcanzar el reconocimiento por parte de ese gobierno europeo de la independencia haitiana, cuya economía se encontraba paralizada y nos obligó a contribuir con el pago de la deuda, lo que desató una fuerte resistencia entre haitianos y dominicanos.
Este Boyer, no pudo mantener a su ejército invasor, por lo que sus militares para sobrevivir se apoderaban de los alimentos y suministros a punto de pistola, a la población civil.
Este Boyer, implantó su Código Rural en un intento de redistribuir la tierra dominicana en conflicto por el sistema de tenencia comunal de la tierra, conocido entre nosotros como terrenos comuneros, que había surgido con la economía ganadera y nos obligaron a trabajar la tierra, pues los haitianos eran y son ineficientes para hacer cumplir sus propias leyes.
Las medidas agrarias de Boyer lo que hicieron fue precipitar y profundizar un proceso que se estaba desarrollando desde hacía mucho tiempo, que era la formación del campesinado propietario como sector social fundamental del país.
No obstante, la economía haitiana continuaba en declive y la dominicana, aunque floja, hizo que surgiera el nacionalismo protector en el Este de la Isla.
Dominicano, no te dejes sorprender con estas actuales tentativas de unificación de la isla, que pretenden los poderosos de la tierra; conoce tu historia, analiza por ejemplo qué medidas tomaron los invasores para sojuzgarnos:
- Se apropió de los bienes de la Iglesia católica y de los españoles que se encontraban ausentes de la isla.
- Distribución de tierra entre libertos y a aquellos que carecieran de ellas de entre las tierras del dominio del Estado.
- Unificó la moneda.
- Imposición del idioma francés.
- Se impuso el servicio militar obligatorio.
- Aplicación en el país de los Códigos franceses.
- Ideas de la indivisibilidad de la isla.
- Campaña unionista.
Y como Medidas Políticas, estos invasores ejercieron:
- Un gobierno militarizado.
- División de la parte oriental de la isla en Departamentos.
- Nos obligaron a “elegir” legisladores “dominicanos”.
- Hicieron el cambio del escudo nacional y de los símbolos hispánicos.
- Confiscación de propiedades.
- Prohibición del libre comercio.
- Traída de negros de los Estados Unidos.
Las consecuencias del régimen de Boyer fueron:
- El estancamiento comercial;
- El contrabando e inmigración;
- Estancamiento educativo;
- Por suerte, se generó una resistencia a la integración socio-cultural.
Dominicanos, somos independientes, tenemos una cultura diferente a la haitiana, tenemos valores religiosos que riñen con las creencias del vudú.
Rechacemos estos intentos de fusión y hagamos resaltar a nosotros mismos y a la comunidad internacional, que no hay solución dominicana a la crisis haitiana.
Ellos allá y nosotros aquí. No somos todos Haití.
¡ Dominicano, hoy se necesita sangre tipo Duarte !
manuel.berges@claro.net.do